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Carolina Quiroga-Stultz

26 - Narrativa Afro Latina


La comunidad cimarrona de San Basilio de Palenque no surgió un día de la nada. Para ser reconocido como una comunidad autónoma y libre, tuvo que caer y multiplicarse muchas veces. Bajo el liderazgo de muchos y diferentes nombres. Estas son algunas de sus historias. Más tarde, hablamos más sobre uno de los héroes cimarrones y cómo los palenques se hicieron el espacio en el que los esclavos fugitivos y sus descendientes se reinventaron a partir de sus raíces africanas, y señalaron el camino de su libertad.


Bibliografía:

· De reyes, reinas y capitanes: Los dirigentes de los palenques de las sierras de María, siglos XVI y XVII. María Cristina Navarrete. Revista Fronteras de la Historia, Vol. 20, No 2, PP 44-62, julio-diciembre 2015. Universidad del Valle, Colombia.

· Ma Ngombe: guerreros y ganaderos en Palenque. Richard Cross y Nina S. de Friedemann. Carlos Valencia Editores, 1979. URL:

· Palenque de San Basilio. Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad. Presidencia de la República de Colombia. Ministerio de Cultura. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Bogotá, Colombia, 2002.

· Afrodescendientes en las américas. Trayectorias sociales e identitarias. Claudia Mosquera, Mauricio Pardo y Odile Hoofman. Universidad Nacional de Colombia. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Colombia 2002.

· Palenques y Cimarronaje: procesos de resistencia al sistema colonial esclavista en el Caribe Sabanero (Siglos XVI, XVII y XVIII). Alen Castaño. Pontificia Universidad Javeriana. Cali, Colombia, 2015.

· Cimarrones y Palenques en el Nuevo Reino de Granada. María Cristina Navarrete. Tzintzun, Revista de Estudios Históricos, No.33, enero-junio 2001.

· Manual de los Afrodescendientes en la Américas y el Caribe. Organización Mundo Afro, Instituto Superior de Formación Afro, los Centros Regionales de Análisis para la Promoción de la Equidad Racial, el Programa Multipaís e Iniciativas con Pueblos Indígenas y Afrodescendientes de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de UNICEF.

· Antología de mujeres poetas afrocolombianas. Biblioteca de Literatura Afrocolombiana. Ministerio de Cultura de Colombia.


Apertura

En la noche el silencio es denso. El calor húmedo y pegajoso atrae a los mosquitos del pantano. Los perseguidores de cimarrones duermen en alerta. Unas sombras se confunden con las hojas de los árboles. Una imprevista lluvia de bolitas de guayaba cae y se adhieren a las ropas y armas de los soldados. Al escuchar el primer toque del tambor de guerra llegan en bandada cientos de murciélagos que atropelladamente buscan la fruta.


Los soldados se levantan despavoridos, los tambores resuenan amenazantes y los murciélagos desaparecen veloces. La tropa estupefacta se retira y no hay poder humano que los haga volver, gritan aterrados ¡Esos negros vuelan!


Los tambores siguen sonando en la lejanía y los cimarrones recogen las armas y las provisiones que la tropa ha dejado atrás, de esta manera los negros clandestinos demarcan territorios. Aún muchos campesinos de los alrededores recuerdan el rumor aquel de que los cimarrones vuelan.


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El rey del arcabuco


1540: La ciudad de Cartagena fundada apenas hace siete años se encuentra en zozobra. El soberano español, su majestad el rey Carlos V, ha emitido una cédula dirigida al gobernador provincial. Su majestad el rey ha sido informado sobre los muchos negros fugitivos que han causado estragos a los indios. Su majestad el rey opina que la solución está en conceder el perdón a los negros. De esta manera, los revoltosos habrán de calmarse, volverán a sus amos quienes los perdonaran y así, dejaran a los indios en paz. Es imperativo que la ordenanza funcione, Cartagena es ya el puerto de comercio de esclavos más activo.


1541: La medida de perdón a los fugitivos negros, no ha tenido mayor efecto. Motivo por el cual, el gobernador de Cartagena, ha emitido una ordenanza, dando permiso a los indios para capturar vivo o muerto a cualquier fugitivo negro que encuentren. Cada indio que produzca una captura será recompensado con diez pesos. Con este incentivo se busca disminuir las posibles alianzas entre indios y negros.


1575: Veinte años han pasado desde que la revuelta liderada por el negro Ballano en el Istmo de Panamá causó inquietud en los alrededores de Cartagena, Panamá y Urabá. En el Libro Tercero de los Cimarrones del Cabildo, se ordena que: ningún negro ni negra ose ausentarse del servicio de sus amos, so pena que caiga sobre el ausente cien azotes. Los cuáles serán dados de la siguiente manera: que un día por la mañana sea llevado a la picota de la ciudad, en la cual será amarrado y le será puesto un pretal de cascabeles atado al cuerpo. Y de esta forma le sean dados los dichos azotes, y después se ha de quedar el negro amarrado a la picota para que los otros vean. Se advierte que ninguna persona ose quitarlo de allí so pena de pagar veinte pesos al juez y denunciador, y a la Cámara por partes iguales.


1590: Don Pedro de Coronado Maldonado, procurador general de la provincia de Cartagena ha presentado una relación al Consejo de Indias y a su majestad el rey Felipe II, informando que, a pesar de los castigos impartidos para erradicar el problema de los negros cimarrones, aún muchos continúan huyendo de sus amos y andan por la tierra robando y matando mucha gente.


Su majestad el rey Felipe II, al igual que su antecesor ordena pregonar en la provincia un perdón general para aquellos negros que obedientemente regresen con sus amos. Aquellos que se nieguen a acatar la generosa orden de su graciosa majestad y se hayan ausentado de su puesto de trabajo por más de un año, serán condenados a la galera perpetua.


1599: Don Juan Gómez ha reportado que el esclavo africano Domingo Biohó, se reveló contra su amo y en compañía de su mujer y treinta compañeros se han dado a la fuga en dirección a la ciénaga de La Matuna. Los rumores dicen que en cercanías de la ciénaga se han asentado y han levantado un poblado. A su alrededor han puesto estacas, han construido fosos, caminos falsos y trampas. Igualmente se comenta que el cimarrón aquel, se ha declarado el rey del arcabuco o de La Matuna y se hace llamar Benkos Biohó.


Sin perder tiempo don Juan Gómez ha organizado una expedición de recaptura que ha terminado en el fracaso y en su desafortunada muerte. Lo anterior ha llevado a que bandas de cimarrones se unan al negro Domingo. Los cuantiosos números han forzado a la banda de rebeldes a buscar refugio en las laderas de los densos bosques.


Con el deseo de apagar a sangre caliente aquellas centellas del alzamiento, ya que con el pasar de los días la figura de Domingo Biohó toma más fuerza, el gobernador ha enviado a Diego Hernández Calvo, alcalde de la Santa Hermandad con veinticuatro soldados y armas al lugar donde don Juan Gómez ha caído muerto. La compañía apenas pudo dar cristiana sepultura a los valientes y regresar, ya que no llevaban suficiente cuerda para los arcabuces.


Asegura el gobernador don Jerónimo de Suazo y Casasola que los cimarrones tienen planeado congregar un gran número de esclavos y pasar a Mompox. De allí, llegar a las minas de Zaragoza y lograr la sublevación de los esclavos que trabajan allí. Con ellos unir fuerzas y caer sobre Cartagena y luego reunirse en Panamá con los cimarrones que están en Acla.

Estos son sin duda tiempos de gran turbulencia.


1602: El gobernador don Jerónimo de Suazo y Casasola continúa preocupado por la alarmante situación de aquellos cimarrones que parecen multiplicarse como la hidra griega. El gobernador con el apoyo de los vecinos y del cabildo de la ciudad de Cartagena han determinado gestionar la destrucción de aquel asentamiento de negros que está fuera de la ley.


Los últimos reportes confirman los ataques dirigidos por los negros rebeldes a las áreas circundantes de Mompox, Tolu y Tenefire. Ante la muerte de cuatro españoles y la desaparición de otros, el gobernador don Jerónimo de Suazo ha resuelto enviar una milicia de treinta arcabuceros y un capitán contra los pobladores ilegales de La Matuna. Pero la excursión fue repelida.


Sin sucumbir a la desesperanza, el gobernador ha enviado una segunda expedición, esta vez de 250 hombres y tres capitanes, uno de ellos comandando un grupo de negros horros, aquellos que ya han comprado su libertad. Con determinación han emprendido la embestida contra las gentes de la Ciénaga de la Matuna, internándose en sus aguas y caminando con el barro hasta los hombros.


El gobernador don Jerónimo de Suazo ha llamado a este nuevo ataque, la guerra de los cimarrones. Los negros se han defendido con lanzas, flechas, arcos, piedras y algunos rifles que habían conseguido en previos asaltos a estancias vecinas. Aun así, la fuerza enviada por el gobernador ha forzado el retiro de esos cimarrones.


Los testigos del evento relatan que algunos guerreros cimarrones han caído, y que en la huida muchos han quemado sus bohíos, otros, hombres y mujeres son ahora prisioneros. A pesar de que la campaña no fue un éxito total, ya que hay negros que escaparon, y se han atrincherado en algunos islotes de la ciénega, el gobernador ha informado a su majestad el rey Felipe III que el resultado ha sido satisfactorio y que se han traído de regreso las cabezas de Domingo Biohó y Lorencillo, general del gran cimarrón.


1603: En la carta a su majestad el rey Felipe III, el gobernador ha expresado que la guerra a los cimarrones es infructuosa porque la tierra en la que se baten es montuosa y áspera, sin contar con la gran cantidad de ciénagas que propician la presencia de mosquitos, insectos y fieras. A esto se agrega el clima cálido, la humedad y las lluvias torrenciales que en ocasiones ha imposibilitado los ataques. Por otra parte, las fuentes confirman que el líder de los cimarrones de la Matuna Domingo Biohó, no fue dado por muerto en la pasada contienda, tan solo ha salido herido y aún continua en fuga.


1604: El gobernador de la ciudad de Cartagena, don Jerónimo de Suazo ha resuelto firmar una capitulación en la cual resuelve conceder la paz por un año a los negros que están fuera del margen de la ley.


En consecuencia, las autoridades de la ciudad de Cartagena han resuelto enviar al capitán de infantería Luis Polo de Águila a pactar la paz. En un principio el rey del arcabuco, Domingo Biohó parece interesado en la idea y expresa que está dispuesto a servir al rey de España sin ensangrentar más la guerra. Demanda el rebelde que para que sus negros cesen la guerra, las autoridades españolas deben perdonar la vida a los cimarrones. El ilustre gobernador don Jerónimo de Suazo ha accedido. Sin embargo, la tregua no ha durado. Los cimarrones alegan que los españoles no han cumplido con su palabra. Los asaltos a diferentes estancias han iniciado de nuevo.


1612: En los pasados trece años el gobierno local ha invertido esfuerzos y más de 36.642 pesos en la guerra contra los cimarrones. Razón por la cual, de nuevo los pobladores de La Matuna reciben otro ofrecimiento de paz por parte del nuevo gobernador don Diego Fernández de Velasco, donde se les garantiza licencia para entrar en la ciudad.


1621: En referencia al negro Domingo Biohó, el nuevo gobernador don García de Girón afirma que es un hombre belicoso y valiente, que con sus embustes y encantos se lleva tras de sí a todas las naciones de Guinea que hay en esta ciudad y provincia. El mencionado ha causado tanto daño, tantas muertes y alboroto que ha hecho gastar a esta ciudad más de doscientos mil ducados.


Se sabe que el pueblo de la Matuna con Domingo Biohó a la cabeza, ha prohibido la entrada de españoles que porten armas a su poblado. Para contrariedad y molestia de los vecinos de Cartagena, se ha permitido que los residentes de la Matuna entren y caminen armados por las calles de nuestra ciudad.


Se comenta con desagradable sorpresa que después del acuerdo, aquel Domingo Biohó anda paseándose por la ciudad con arrogancia y bien vestido, con espalda y daga dorada, como si fuera un gran caballero. Que cuando viene a Cartagena lo hace acompañado de gente armada y que los esclavos de la ciudad y la provincia le tienen gran respeto.


Se dice ahora que el líder rebelde tiene licencia para andar por las calles de la ciudad, se ha atrevido a causar escaramuza con la guardia del presidio a quienes amenazó con su lanza. Por lo consiguiente, a las diez de la noche Domingo Biohó ha sido detenido y llevado a comparecer ante el gobernador García Girón, quien ha levantado un juicio contra el cimarrón.


El pasado 6 de marzo, después de que el cimarrón Domingo Biohó fue encontrado culpable por conspiración y quebranto de la paz acordada, fue sentenciado a la horca. Asegura el gobernador que después del ahorcamiento ahora los negros estarán muy quietos y pacíficos.


1633: Los vecinos de Cartagena han resuelto enviar un comunicado al rey de España quejándose de la agobiante situación en la que viven. A pesar de la muerte de aquel Domingo Biohó ya hace más de 12 años, el palenque de la Matuna sigue en pie en fuerte defensa y contraatacando estancias vecinas, robando ganado, raptando esclavos y sembrando el terror.


La reina y el capitán


1629: Don Francisco de Murga, es el nuevo gobernador y capitán general de la provincia de Cartagena, se espera de él que acabe de una vez y por todas con la fuga de esclavos y el creciente número de palenques que se multiplican como la mala hierba.

El palenque que más le apremia acabar es el conocido como El Limonar, ubicado a más de 12 leguas de Cartagena, colindando con el río Grande de la Magdalena. Lleva en pie más de 60 años y es hoy día dirigido por un tal Francisco Criollo. El apellido es indicador de que dicho fue nacido en estas tierras. Lo cual, lo hace conocedor de estas geografías y del sistema esclavista. Este Francisco Criollo ostenta la jerarquía más alta y es seguido por unos jefes militares llamados “mandadores.”

Los atrevidos pobladores de los palenques El Limonar, Polín y Sanaguare se consideran dueños de María la Alta y María la Baja. Castigarlos es casi imposible, los criminales se encuentran guarecidos en valles retirados y montuosos, sin contar que sus números han crecido considerablemente. Al parecer existe un sistema de jerarquía entre dichos poblados, siendo El Limonar la cabeza, mientras Polín y Sanaguare sus subordinados.

Durante los primeros años los cimarrones de dichos palenques no causaron problemas a los vecinos, pero su acción bélica se ha agudizado con la incorporación de nuevos fugitivos. Es de gran dificultad estimar en detalle el número y procedencia especifica de los pobladores, pero fuentes fidedignas confirman que gran parte de la comunidad clandestina que se compone de criollos, africanos angolas, especialmente malembas y otros de origen diverso.

1633: El problema con aquel palenque El Limonar continua. Don Francisco de Murga, le escribe a su majestad el rey Felipe IV, relatando el grave estado en que se encuentra la ciudad de Cartagena.

En interrogación el negro Lorenzo Criollo, ha informado que Francisco Criollo es aún capitán de El Limonar; y después de que en 1632 exitosamente soldados españoles conquistaran el palenque de Polín, los negros sobrevivientes de dicho poblado se refugiaron en El Limonar, engrosando las filas y declarando a una negra criolla de ascendencia angoleña, la reina del palenque.


Dicha mujer es llamada Leonor y se le ha visto acompañando a sus soldados y al mismo capitán Francisco Criollo en empresas militares vestida como hombre.


Otro informante, el negro Antonio Angola declara que el carácter bélico de El Limonar se ha incrementado, dada la influencia de los negros malembas, quienes respaldan a dicha reina. Al parecer desean contar con más guerreros y trabajadores y aumentar el número de mujeres para crecer las familias. Razón por la cual indígenas, labradores de estancias y transeúntes se han visto a la merced de sus asaltos. En particular, es de gran inquietud los dos mil esclavos que trabajan en las estancias circundantes. Los reportes confirman la muerte de 50 españoles y de indios causadas por estos barbaros.


Bajo el estado actual del asunto, nos preparamos de nuevo para combatir al poblado de El Limonar. Como es ya del conocimiento de su Majestad, se han invertido ya más de 14.000 pesos en dicho empeño y se confía que esta vez, con una fuerza de más de 500 soldados veteranos se logre definitivamente la supresión y erradicación de aquellos criminales.


1634: El gobernador don Francisco de Murga ha cumplido su cometido. Las fuerzas militares españolas han tomado por sorpresa el poblado negro de El Limonar, ejecutando su destrucción completa. Sin embargo, hay quienes lograron escapar del embate y se sabe que han sido recibido en otros poblados como el palenque de la Magdalena, al otro lado del río Grande.


1642: Don Nicolás Heras Pantoja, regidor y procurador de la ciudad de Cartagena, informa a las autoridades municipales que hay más de seiscientos negros fugitivos. Se les ha visto en cuadrillas huyendo de sus amos y para conservarse en su libertad y malas costumbres, se fortifican en palenques en lo más áspero y estrecho de los montes.


Es muy lamentable que los vecinos de la ciudad y los indígenas se sientan en constante peligro. Con temor de que esta situación se pueda salir de las manos, el regidor solicita a su majestad el rey Felipe IV una cédula que conceda el perdón a los fugitivos para que regresen con prontitud a sus amos. Dicha cédula se pregonará anualmente en la ciudad, estancias y en los lugares de la jurisdicción provincial.


El capitán de la confederación


1655: Se ha manifestado que hay querella entre los gobernadores de las provincias de Cartagena y Santa Marta sobre la jurisdicción de un palenque equidistante a las dos ciudades. El gobernador de Cartagena reclama su derecho de tomar acciones contra dicho poblado, mientras que el gobernador de Santa Marta defiende su derecho sobre la jurisdicción de dicho lugar. Este poblado se dice lleva en existencia desde aproximadamente 1634, su surgimiento data de la caída de El Limonar. Sin embargo, otras fuentes aseguran que como mínimo dicho palenque lleva en pie cincuenta años.


Se dice que el negro Domingo Criollo, también conocido como Domingo Grande, capitanea varios palenques en las sierras de María. Este hombre de avanzada edad, corpulento y pesado tiene residencia en el palenque de San Miguel Arcángel.


Se ha informado que Domingo Criollo con frecuencia se movilizaba a los otros poblados del Arenal, Duanga y Joyanca, quienes están subordinados al palenque de San Miguel. Allí en San Miguel, Domingo Criollo preside reuniones en un bohío que hace las veces de iglesia, donde toman decisiones, entregaba las noticias del gobierno y preparan a la comunidad en lo concerniente a la defensa del poblado.


Es de conocimiento que la residencia en cada palenque estaba determinada por parentesco, amistad y origen. Duanga, Joyanca y San Miguel son habitados por criollos, mientras que el palenque del Arenal era poblado por africanos que prefieren vivir separados de los negros criollos.


1679: Llegan noticias de la provincia de Santa Marta. Se dice que los cimarrones de la provincia de Cartagena ven con buen agrado lo que ha sucedido con los cimarrones de la provincia de Santa Marta. Al parecer un grupo de cimarrones establecidos entre Rioacha y Santa Marta, han pedido al gobernador que los declare libres y les de tierras. Recientemente la solicitud fue aceptada con la condición de que ayuden al gobierno provincial a la defensa de Santa Marta en la guerra contra los indios. Los vecinos de Cartagena no ven con buenos ojos la decisión ejecutada por el gobernador de la provincia de Santa Marta. Dicha alianza exaspera los ánimos tanto de vecinos cartageneros como de los rebeldes cimarrones de la región.


1680: Se han capturado algunas mujeres cimarronas de los palenques de las Sierras de María. Las negras criollas Felipa y Magdalena, han contado que su oficio en el palenque era rozar el monte, sembrar frijoles y cogerlos, pilar maíz, molerlo, hacer funche, bollos y pilar arroz. Igualmente se daban a la tarea de lavar la ropa y guisar la comida y que muchos hombres salían a trabajar, otros rozaban el monte y otros hacían bateas. Lo anterior explica porque los hombres escapan más fácilmente que las mujeres cuando el palenque es atacado.

1682: El capitán general de Cartagena ha decidido implementar la mano dura contra los rebeldes y ha enviado a Bartolomé Narváez a atacar a los palenques de las Sierras de María. Pero el intento ha fallado y la tropa ha sido superada en número.


1687: El párroco de Turbaco, don Baltasar de la Fuente Robledo, relata que en una de sus visitas misionales avistó una población grande de cimarrones en las sierras. El párroco fue llamado para que administrara los sacramentos y bautizara adultos y párvulos, celebrara matrimonios e hiciera algunas prédicas espirituales.


Se comenta que días después don Baltasar ha recibido noticia de Domingo Criollo, quien le expresa que él recibe obediencia de más de seiscientos hombres y capitanes. Y que ofrecía obediencia al gobernador de Cartagena a cambio de la libertad y de que se les fije un territorio que puedan habitar en paz. A partir de ahí se han iniciado varias conversaciones y se han acordado una serie de capitulaciones.


Sin perder tiempo el párroco ha proseguido a informar al saliente gobernador Rafael Capsir y Sanz, y al entrante gobernador Juan de Prado y Estrada, acerca de las intenciones del líder del poblado negro de San Miguel.


Sin embargo, ninguno de los gobernantes ha mostrado interés en el ofrecimiento. Por el contrario, el gobernador don Juan de Prado y Estrada, ha decidido enviar una compañía armada de mil hombres hacia la Sierra de María. Recrudeciendo así la guerra de casi un siglo. A pesar de su determinación, se han encontrado con una fuerte defensa del palenque, lo cual ha llevado a los mil hombres a discutir por quince días si continuar con el ataque. Finalmente se ha resuelto disolver la campaña. Poco después ha llegado noticia por parte del líder cimarrón que su gente sólo desea contar con la libertad oficial, ya que ellos se consideran libres de por sí.


A la par que todo esto sucede, el párroco don Baltazar quien continua con su deseo por traer la paz, se ha visto en la necesidad de llevar las noticias y propuestas de lo acontecido a su majestad el rey Carlos II y al Consejo de Indias, presentando las capitulaciones que proponían los cimarrones de las Sierras de María.


1688: Se ha expedido una cédula real que insiste en continuar con la persecución de los cimarrones hasta acabar con ellos. Los caudillos de los palenques deberán ser castigados severamente.


1691: Su majestad el rey Carlos II, responde al ofrecimiento de los cimarrones, anulando la cédula de 1688 y decretando una nueva cédula pacifista. Donde se accede a todo lo pedido por los cimarrones: reconocimiento de su libertad, sin castigo por su fuga; demarcación del territorio con el derecho de uso productivo; trato jurídico y fiscal, igual al de la población libre. A cambio los cimarrones se comprometen a no guerrear y no recibir más cimarrones en el palenque.


A lo dictado, los vecinos de la ciudad de Cartagena no reparan en mostrar su descontento con el mandato real. Dar oficialmente la libertad a los rebeldes cimarrones y entregarles tierras tan sólo llevará al colapso de la economía, cuya base son los esclavos. Hay quienes dicen “se acata, pero no se cumple.” Otros declaran que existe una conspiración de negros, que los cimarrones y los esclavos domésticos están conjurando un alzamiento.


En consecuencia, los vecinos de Cartagena se han reunido en el cabildo del pueblo a demandar al gobernador que se tomen las armas contra los negros de las Sierras de María y demás palenques de la provincia. Se han trazado planes de ataque y se ha acordado que los vecinos sufragarán los gastos de la guerra.


Los últimos reportes confirman que las milicias españolas en un ataque al poblado negro Betancur, han dado muerte a cinco negros y enviado sus cabezas al gobernador, quien ha celebrado y ordenado colgarlas en la plaza. Esto ha sido seguido por otros despliegues de superioridad y brutalidad que esperan dar escarmiento y servir de advertencia sobre el tipo de represalias que las autoridades planean tomar contra los negros rebeldes.


Sin embargo, las represalias tomadas en la ciudad no parecen afectar a los cimarrones, han vuelto a arremeter, robando, quemando y gritando su reclamo por el cumplimiento de la cédula ordenada por el rey su majestad.


1693: Debido a la gravedad de la situación, el cabildo de Cartagena acuerda que se reconozca la libertad solamente a los cimarrones que por haber nacido en los arcabucos de los Montes de María no tenían dueño, es decir a los criollos sin amo. De esta manera, se daba cumplimiento a la cédula ordenada por su majestad y se garantizaba el acuerdo y complacencia de los amos y hacendados.


Pero los negros rebeldes se han opuesto a dicha condición. Argumentan que esto desintegrará sus comunidades.


1694: El nuevo gobernador interino, don Sancho Jimeno de Orozco, desconoce la cédula pacifista dictada por su majestad tres años antes. Por el contrario, ha marchado en dirección a los poblados de negros de la Sierra de María, incluyendo el más grande, el poblado de San Miguel, dirigiendo las tropas del gobierno. El ataque cuenta con 450 hombres, con un cuerpo de batalla de vanguardia y retaguardia y dos mangas de arcabuceros por los costados. Ante la embestida los cimarrones, han prendido fuego al palenque y han escapado.


Después de 48 días de sitiar la zona, don Sancho es enterado de que los cimarrones han tomado refugio en el palenque de Duanga, a 7 leguas de allí. Sin perder tiempo, el gobernador ha envíado dos capitanes de su ejército contra el palenque del Arenal. Se cuenta que hubo quienes cayeron presos, otros murieron en la contienda, el resto quedó arrasado. Al tiempo, una cuadrilla ha sido despachada para perseguir al capitán de los cimarrones, Domingo Criollo y a sus acompañantes.


En pocos días llega la noticia de que el negro conocido como Domingo el Grande fue muerto a satisfacción de dos tiros de arcabuz. Se le encontró en el intento de esconder a las mujeres, niños y ancianos. Su cabeza ahora se exhibe en un lugar público en la ciudad de Cartagena.


Sin embargo y a pesar del éxito de la empresa, ya que ahora han sido destruidos los palenques de San Miguel, Arenal y Duanga, existen rumores de que hay negros que han tomado refugio en los montes y en otros palenques. Los últimos informes confirman que los esclavos domésticos han continuado con sus planes de fuga. El número de rebeldes crece y las conspiraciones de negros continúan atormentando al gobierno y a los vecinos de la ciudad de Cartagena.


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Y como no ha mal que dure 200 años, en el año 1713 el obispo de Cartagena, fray Antonio María Cassiani inició las negociaciones de paz. Un año después se firmó la paz y se reconstruyó el palenque de San Miguel. A la comunidad se les garantizó la autodeterminación y se concedió conservar la denominación de palenque en honor a todos los que existieron y lucharon por la libertad en las Sierras de María.


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Comentarios


Muy bien queridos oyentes, como es costumbre, es hora de expandir un poco más nuestro conocimiento sobre la narrativa que escucharon. En esta oportunidad vamos a hablar un poco acerca de Domingo Biohó, el héroe en la primera historia. Hablaremos también del cimarronismo como una respuesta contra la opresión de la esclavitud y cómo los palenques fueron el espacio en que los esclavos fugitivos y su descendencia se reinventaron a partir de sus raíces africanas, y señalaron el camino de su libertad.


Iniciemos con la gesta de Domingo Biohó, la cual ha sido reconstruida a partir de las pocas fuentes escritas que datan de la época. Hay disparidades y vacíos en cuanto a la fecha en que se dió a la fuga, el número de veces que fue atacado, los términos de los tratados de paz e incluso el año en que fue aprehendido. De igual forma, se desconocen los verdaderos motivos de su sentencia de muerte.


Además, los documentos coloniales registran numerosos Biohos en distintos momentos de la historia colonial. Algunos eran descendientes del primer Biohó, otros quizá se adjudicaban el título para continuar el liderazgo o para confundir a las autoridades españolas, dando la impresión de que la leyenda continuaba viva. De la misma manera, se han registrado documentos históricos sobre los ahorcamientos que sucedieron entre 1600 y 1790 de Domingo Bioho, Domingo Biho, Dominguillo Bioho o Domingo Bioo. Así que la imagen del héroe vivió por mucho tiempo.


Por la década de 1690, hubo numerosas luchas contra los cimarrones. Muchos fueron sacrificados y otros devueltos a sus dueños en Cartagena, mientras que otros fueron vendidos y enviados a otros parajes. La mayoría de los palenques fueron destruidos y los sobrevivientes se diseminaron en busca de refugio, dando vida a nuevas comunidades o engrosando las filas de otras.

Durante este tiempo, las autoridades coloniales fueron incapaces de manejar el problema de forma pacífica. Solamente, cuando la situación se tornaba intolerable es que ofrecían prerrogativas, treguas y tratados. Pero rara vez se lograban avances, en gran parte debido a la inconsistencia de las autoridades coloniales, la indecisión de las autoridades municipales y la presión de los vecinos, quienes tenían mucho que perder.

Como lo pudimos apreciar en las anteriores narrativas el cimarronaje, fue un acto de rebelión frente a la opresión que imponía la condición de la esclavitud. El cimarronismo se constituyó entonces en una forma de movilización a veces dispersa como lo vimos en el episodio anterior, en la Biografía de un Cimarrón. En otras ocasiones el cimarronismo se convirtió en un proyecto comunitario militar, social y cultural.

Las luchas de los esclavos fugitivos desestabilizaron el sistema colonial actuando como antítesis de los valores que defendían los colonos. Al mismo tiempo el cimarronaje significó el rescate y conservación de los valores del pueblo africano y de la afirmación de su libertad que se traducía en sus lenguas, religión, música, bailes y en su constante demanda por la autodeterminación. Al crear sus propias comunidades y gobiernos dieron pie a nuevas formas de vida que se mezclaron con las de los indígenas y blancos dependiendo de donde estuvieran ubicados.

Dice la autora Jane Landers en el artículo Conspiradores esclavizados en Cartagena en el siglo XVII que la historia colonial de lo que hoy es Colombia está llena de rebeliones africanas. La primera, data de 1531 cuando unos esclavos incendiaron la ciudad de Santa Marta.


El fenómeno de “huidos y alzados” fue entonces una constante en la Nueva Granada. A esto se le añade que el número de blancos era menor al creciente número de esclavos que entraban al puerto, lo cual creó un temor generalizado. Por ejemplo, en las diversas ordenanzas se repite la preocupación por los robos hechos por esclavos. Entonces, sin mayor resultado se intentó limitar su movimiento, prohibiéndoles que salieran en la noche, que vivieran separados de sus amos, que portaran armas y que se reunieran los domingos para ejecutar sus bailes en lugares que no hubieran sido designados por el cabildo.


A pesar de la zozobra y el estado de paranoia en que vivían los vecinos de Cartagena, la demanda por esclavos aumentaba. Cada barco importaba entre 300 y 600 esclavos. A esto se le suma que entraban entre doce y catorce barcos al año, ósea que hagamos la multiplicación.


En el año de 1621, el gobernador García Girón declaró que habían más de 20.000 esclavos en Cartagena. Los expertos hoy día estiman que desde 1580 hasta 1640, entre 135.000 y 192.000 africanos entraron a la Nueva Granada por Cartagena de Indias.


Por otro lado, quienes llegaban, procedían de lugares de África con bagaje cultural y desarrollo. Se ha documentado que después de 1570, la mayoría de los esclavos procedía de Guinea y Cabo Verde. Más adelante llegaron de Angola y Congo. Muchos de ellos dominaban el manejo del bronce, oro y del hierro, así como los tejidos y la escultura. Algunos habían sido mineros, ganaderos y provenían de sociedades con una alta organización social, política y religiosa.


Líderes, defensa de los palenques, ley de vientre

Ahora hablemos de los lideres palenqueros y las estrategias defensivas. Dice Clara Inés Guerrero García en su artículo “Memorias palenqueras de la libertad”, que “la posición estrategica de los Montes de María (en Colombia), comunicados por agua dulce con el interior y con el mar, facilitaba la movilidad de los cimarrones, así como la entrada de mercancías a la ciudad, la salida de metales preciosos, el tráfico de esclavos, y la entrega del correo. Todo lo que entraba a las colonias tenía que pasar por su territorio, pues el río Magdalena era la vía de comunicación y esa era la zona de los cimarrones.”

Esta es una de las razones por las cuales los colonos vivan también en gran angustia. Las mercancías eran en ocasiones asaltadas por los cimarrones, quienes tenían un mejor conocimiento del territorio. Pero esto no significa que ellos con gusto se daban al pillaje, era una estrategia de supervivencia que operaron en diferentes momentos, mientras a la par, trataban de llegar a un acuerdo por su libertad.

Parte de la lucha por el reconocimiento de sus comunidades, radicaba en que, si eran reconocidos como súbditos de la Corona, adquirían condición jurídica de personas humanas con alma y derechos válidos. De ser así, podían asentarse y crecer como pueblo con dignidad y personalidad propia, en lugar de ser considerados como salvajes fugitivos al margen de la ley.

Dice María Cristina Navarrete en su artículo De reyes, reinas y capitanes que “los palenques fueron comunidades con diversidad de valores, maneras de entender el cimarronaje y divergencias sociales, étnicas y políticas. La fecha de formación y duración de estas comunidades influenció la manera como se organizaron políticamente.” En otras palabras, aquellos palenques que se levantaron entre los siglos XVI y XVII, se diferencian en gran medida a los palenques formados posteriormente. Dicha diferencia radicaba tanto en el tipo de líderes como en el modelo usado para legitimar su autoridad.

Les doy un ejemplo, antes de 1700, la mayoría de los líderes de las comunidades de cimarrones procedían del África y en muchos casos declaraban tener conexiones o ascendencia real. Por mencionar unos pocos, Ganga-Zumba en Brasil, Domingo Biohó en Colombia, Yanga en México y Bayano en Panamá, quienes en su momento se declararon reyes de sus palenques o quilombos. Mientras que en el siglo XVIII los lideres cimarrones en su mayoría eran criollos. Es decir que había nacido en estas tierras, y tendían a llamarse: capitanes, gobernadores, coroneles en lugar de reyes.

Por otra parte, la vida en los palenques era difícil ya que siempre estaban bajo acecho. Constantemente se preparaban para defenderse de las milicias españolas y como temían la desintegración de los grupos familiares y de amistad después de un ataque, en muchos casos se acordó que se agrupasen bajo la idea de pertenencia a un mismo amo. Es decir, al propietario de los primeros fugitivos.

Lo anterior fue influenciado por la ley de vientre. La cual determinaba que quien nace de hombre libre y mujer esclava, debía servir. Esto quiere decir que la esclavitud era heredada por vía materna. Se cuenta que la cimarrona María Embondo, les decía a sus hijos nacidos en el palenque que eran esclavos de don Ilario Márquez y que si les desbarataban el palenque no fuera a otra casa que no fueran la de don Ilario Márquez.

Finalmente, cabe mencionar que hoy día, el Palenque de San Basilio, es la comunidad descendiente de cimarrones coloniales que históricamente ha llegado viva hasta nuestros días. Y aún conserva el bagaje africano heredado, el cual se expresa en su lenguaje con influencia bantú Kikingo-Kimbundu, en sus ritos funerarios y en su visión espiritual. Razón por la cual, en el año 2005, la Unesco declaró al Palenque como patrimonio culturalintangible de la humanidad.

Y eso es todo por hoy, nos escuchamos en dos semanas para terminar el ciclo de narrativas Afro-Latinas. Por ahora los dejo con un poema de la poeta colombiana Lucrecia Panchano, nacida en las hermosas tierras vallecaucanas. Hasta el siguiente cuento.

(Tomado del libro digital Antología de mujeres poetas afrocolombianas. Biblioteca de Literatura Afrocolombiana. Ministerio de Cultura de Colombia.)

África Grita

En tu fisonomía, pelo y piel, África grita.

Grita en la mezcolanza de la pigmentación,

grita en el alma, allí donde lo noble de todo ser habita,

y hace eco, en los vericuetos de la imaginación.

África grita en las mil voces del ancestro

como fuerza telúrica, estremece nuestro ser.

Grita todo lo suyo, que también es lo nuestro

en todo nuestros actos y nuestro quehacer.

África grita, en todo aquello que significa vida

y en el dolor sin nombre de siglos de opresión.

África grita, en la esperanza y en la fe perdida

y en las reconditeces de nuestro corazón.

África grita, no para inventariar un pasado infamante

ni hacer recordatorios de humillante racismo.

África grita, para impulsarnos a seguir adelante

para que nuestra identidad no se vaya al abismo.

África grita en la sangre que corre por las venas

y hace del corazón, lugar de confluencia.

Grita en nuestras alegrías, también en nuestras penas

y releva en raíces, su física presencia.

En todo cuanto existe y nuestro entorno agita

África con vehemencia y sin ambages GRITA.


Tres cuentos es un ejercicio de adaptación e investigación creativa. Este podcast fue producido, grabado y editado por CQS. Recuerda que nos encuentras en Facebook e Instagram como Tres Cuentos Podcast. Si te gustó este episodio también puedes hacérnoslo saber, puedes dejarnos un buen comentario en iTunes o enviarnos un correo de nuestra página web: www.trescuentos.com


¡Nos escuchamos pronto! ¡adiós! ¡adiós!

**Créditos

Dawn of Man – Quincas Moreira

Camaguey – Silent Partner

Double Drift - Kevin MacLeod is licensed under a Creative Commons Attribution license (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/)

Somethings Here – The Whole Other

At Launch - Kevin MacLeod is licensed under a Creative Commons Attribution license (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/)

Restless Natives - Doug Maxwell/Media Right Productions

Tribal Affairs - SYBS

Kul Riddim – Konrad OldMoney

Destination Unknown – Ugonna Onyekwe

Lurking - Silent Partner

Dama May Primal Drive - Kevin MacLeod is licensed under a Creative Commons Attribution license (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/)

Search And Destory - Audionautix

A_Great_Darkness_Approaches_Can_You_Feel_It - ELPHNT

Kye Kye - Doug Maxwell/Jimmy Fontanez

Rwenzori_Mountain_Troup


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